Cuando el varón y la mujer comulgan a través de sus cuerpos, están utilizando un lenguaje de extraordinaria importancia. Se trata de un gesto por el que mutuamente se revelan su propia intimidad y buscan, gozosamente, una compenetración sin límites ni fronteras. Se celebra la fiesta del amor que transforma la propia existencia, para entregarla como ofrenda y recibir, también, la del otro como un regalo. El éxtasis del placer es el sendero por el que dos corazones se juntan para repetirse de nuevo lo de siempre: la alegría de haberse fusionado corporalmente, es decir, la alegría de haberse conocido, de sentirse privilegiados por un amor que los fusiona. Son una sola carne no porque se junten en sus cuerpos, sino porque con ello manifiestan que ya han donado su corazón.
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17,18,19,20 B/manga San Gil, Charalá
4 posibles fechas y tres lugares, un solo sentir. he llegado al extremo, he pisado suelo, estoy en lo más escondido de tu fondo, he desafiado a Dios en la confianza que me brinda. Le robé mi llamada ¿y ahora qué? ¿soy yo quien decide? o ¿tú , Señor, quien me perdona. ayuda y acompaña? Lo he dado todo, todo lo mío es tuyo, te pertenezco en ella o en ellos. Las entrañas se me estremecen, hay inquietud, solo espero una respuesta, una confirmación de todo mi actuar. Voy meditando, orando, rezando en ti. No estaba solo, me sentí acompañado. Somos dos en ti. Extremadamente peligroso, ¡ay, Señor, Señor que se haga tu voluntad! ¡He vivido tu llamada, según mi proceder, asumo lo que me espera, con tu ayuda aquí o allá! Una sola cosa me inquieta: el cambio de vida, de "rutina", de "ritmo", "costumbre" una nueva manera o modo de ser, vivir y laborar. Hay confianza, me falta afán y firmeza. ¡Heelpme!
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LA NADA DE DIOS
Dios no es nada, sino todo. Dios es nada en todo, nada es todo en Dios. La nada no es nada, y la nada, nada es; así, si antes de todo no hubo nada, entonces sí hubo algo, ¡nada! Ergo, si Dios antes de todo era todo, entonces en la nada se muestra el todo; si decimos nada del todo, queremos decir que no hay nada más que el todo, entonces no hay nada.
Por tanto, Dios no creó de la nada todo porque no hay nada, ya que en él está todo; y si decimos que creó todo de la nada, entonces estamos negando a Dios. Más bien hay que decir que Dios creó todo no de la nada sino de él, que es todo y no nada. Así, Dios creó todo del todo, no de la nada. ¿o sí? -claro, la fe, la fe...- porque Dios es todo y no nada. De allí que en cada criatura vemos el sello de su creador y no el sello de la nada, porque vemos algo, un ser proveniente de otro ser, no de la nada, porque no vemos nada, vemos algo.
Concluyendo, Dios creó todo de su nada que es su todo, para nosotros. Dios es pura nada, él no es ni esto ni aquello. Dios no tiene nombre, es el que es, porque de él no podemos enunciar ni conocer cosa alguna. Lo más hermoso que una persona puede decir de Dios consiste en que por la sabiduría de la riqueza interna sea capaz de callar.
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