La gente se hace pobre porque se materializa, porque se vuelve más carnal que espiritual. Uno es pobre porque piensa en sí mismo, se obnubila en "su" mundo, sin abrirse "al" mundo busca sus intereses sin promover la alegría y complacencia del otro o de la colectividad. Uno se hace rico cuando da todo de sí, cuando abre sus atributos (dones) a los demás. Es decir, cuando sirve al otro; ahí se hace rico, ya que será recompensado por su esmero, por su responsabilidad y ganas de hacer muy bien las cosas a pesar de sus limitaciones ya que se anota cuando uno hace las cosas con "ganas". Uno es rico cuando no defrauda, cuando alcanza la satisfacción de servir más que ser servido; o sea, cuando goza haciendo su labor y no pensando en su recompensa.
Los que fracasan en la vida son los que piensan en sí mismos, los egoístas, los que trabajan por el pan de cada día y no por aquel alimento que nunca se acaba: por el amor de sentir, de ser y vivir sin pedir nada a cambio más que lo que se merece, ya que todo obrero merece su salario. Pero que el obrero no sea tal por el salario, sino por su trabajo.
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