馃憖INTELIGENCIA Y REALIDAD EST脕N EN UNO MISMO
Ante la necesidad de decidir moralmente, resulta necesario educar la conciencia. Una educaci贸n que debe empezar en la ni帽ez y no interrumpirse, pues ha de aplicar los principios morales a la multiplicidad de situaciones de la vida. Una educaci贸n protagonizada por la familia, la escuela, las leyes justas y l铆deres culturales, pol铆ticos, sociales que den la talla. Una educaci贸n que lleva consigo el equilibrio personal y que supone respetar tres reglas de oro:
Hacer el bien sin mirar a quien.
No hacer a nadie lo que no queremos que nos hagan a nosotros.
No hacer el mal para obtener un bien.
La educaci贸n de la conciencia es incompatible con el relativismo moral, con la concepci贸n subjetivista del bien. Dicho de otra manera: educar la conciencia es ense帽arla a respetar la realidad, a no manipular lo que es objetivo. La inteligencia es la capacidad de conocer la realidad y conocerse a uno mismo. Y educar la inteligencia es entrenarla para reconocer las cosas como objetivamente son, no como subjetivamente pueden parecer o nos conviene que sean.
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