Baños del Inca - Cajamarca |
Erich Fromm publicó hace muchos años un libro que se titula "El arte de amar" y en él ofrecía una serie de teorías y argumentos al respecto. Así, extraigo del libro pequeños gestos de amor, de esos que seguramente no cambian el mundo, pero que, por un lado, lo hacen más vividero y, por otro, estiran el corazón de quien los hace. Siguiendo las posibles conclusiones y acciones concretas del libro voy a ofrecer aquí una lista de 24 pequeñas maneras de amar:
- Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.
- Pensar, por principio, bien de todo el mundo. “Equivócate pensando bien”
- Tener la manía de hacer el bien, sobre todo a los que no se la merecerían teóricamente.
- Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ellas.
- Multiplicar el saludo, incluso a los semi conocidos.
- Visitar a los enfermos, sobre todo si son crónicos y sin parientes.
- Prestar libros aunque te pierdan alguno. Devolverlos tú.
- Hacer favores. Y concederlos antes de que terminen de pedírtelos.
- Olvidar ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores.
- Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre escuchándolos.
- Tratar con antipáticos. Conversar con los sordos sin ponerte nervioso.
- Contestar, si te es posible, a todas las cartas.
- Entretener a los niños chiquitines. No pensar que con ellos pierdes el tiempo.
- Animar a los viejos. Escucharles con agrado sus relatos. No engañarles como chiquillos, pero subrayar todo lo positivo que encuentres en ellos.
- Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y amigos. Saludarles
- Hacer regalos muy pequeños, que demuestren el cariño pero no crean obligación de ser compensados con otro regalo.
- Acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú.
- Contarle a la gente cosas buenas que alguien ha dicho de ellos.
- Dar buenas noticias. Evitar los chismes
- No contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.
- Exponer nuestras razones en las discusiones, no imponerlas, sin tratar de aplastar.
- Mandar con tono suave. No gritar nunca.
- Corregir de modo que se note que te duele el hacerlo.
- Alimentar tu espíritu con palabras mágicas, mejor con la Eucaristía diaria.
- Amar a toda hora, a tiempo y a destiempo, haciendo el bien sin mirar a quien.
La lista podría ser interminable y los ejemplos similares infinitos. Y ya sé que son minucias. Pero con muchos millones de pequeñas minucias como éstas el mundo se haría más habitable porque las cosas grandes son la suma de las cosas pequeñas. Son los detalles los que se viven a diario. Y el amor que es infinito y grande, se demuestran en las cosas pequeñas o cotidianas.
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